lunes, 22 de diciembre de 2008

Con la C: Calíope

Deseaba estrenar una nueva etiqueta con un artículo sobre literatura, pero estaba indecisa.
La lista de palabras interesantes que me sugiere la letra C es realmente larga: calambur, cantar, cancionero, cantiga, Calderón, Cervantes, comedia, cuento...
Y entre ellas, apareció una musa...

Calíope (Καλλιόπη Kalliópê, ‘la de la bella voz’). Primera de las musas en la mitología griega, hija de Zeus y Mnemósine (la memoria) y madre de Orfeo. Se representa coronada con diadema de oro, guirnaldas, una trompeta y un poema épico, pues es musa de la poesía épica y la elocuencia. Su nombre me llevó a la etimología: Kallos "bello", así que empecé una nueva lista de hermosas palabras que muestran orgullosas su sema de "belleza" como prefijo clásico. Elijo Caligrafía.

Caligrafía

Del griego kallos ‘bello’ y graphein ‘escritura’. Es el “arte de escribir con letra bella” y con este sentido llegó al castellano en el siglo XVIII, según el Diccionario castellano de Esteban de Terreros.

En la era de las computadoras e impresoras, este arte se va olvidando en la escuela y en el uso cotidiano, pero al mismo tiempo, consuela constatar que en los procesadores de texto proliferan nuevas fuentes y tipografías, nombradas con el sufijo "-hand" (en inglés "mano") que calígrafos de todo el mundo comparten. Lástima que algunas no incluyan tildes y otros signos ortográficos.

La mayoría de los niños de las generaciones de los sesenta y setenta llenamos páginas y páginas de cuadernillos de caligrafía (los Rubio de toda la vida) a lo largo de nuestra infancia. A mí nunca se me dió bien la "r" enlazada, pero conseguí una letra armónica y equilibrada de la que me siento muy orgullosa. Cuando entre los trabajos ilegibles de los alumnos aparece una hermosa letra, trazada con plasticidad y delicadeza, inevitablemente cualquier lector se predispone a una corrección más detenida y benévola. Sin embargo, lo más interesante de todo es que la caligrafía revela siempre al profesor la personalidad del alumno.

Así que, en las tareas para estas vacaciones, recomiendo a mis alumn@s que sigan el sabio consejo de Antonio Machado: "Despacito y buena letra, que el hacer las cosas bien importa más que el hacerlas."



Caligrama

No me resisto a añadir esta palabra al capítulo de la letra C. Con ella cumplo el propósito inicial de hablar de literatura.

El caligrama se basa en la disposición visual del texto poético, dibujando en el papel lo que las palabras significan. Son versos que no sólo se leen, sino que se miran. Y en ellos la caligrafía y la tipografía juegan un papel muy importante.

Aunque su etimología procede del francés Calligramme, término que popularizó el poeta vanguardista Guillaume Apollinaire a principios del siglo XX para titular una de sus obras (subtitulada Poemas de la paz y de la guerra, de 1918), el concepto que encierra esta palabra ya existía en la época helenística griega (siglo III a. C.) cuando Simmias de Rodas en su poema titulado “El huevo” consiguió, por medio de la distribución de las palabras, la figura del huevo que nombra el título. Esta fórmula se denominó "technopaegnia" y en latín "Carmina figurata". Ausonio, Horacio y otros escritores latinos siguieron ampliando esta "pictura poesis" con nuevos recursos. También algunos escritores musulmanes hallaron, mediante la caligrafía árabe, una forma de representación caligramática de las imágenes que el Corán prohíbe.

La literatura hispánica nos ha dado abundantes ejemplos de Caligramas. El poeta chileno Vicente Huidobro ya había incluido su primer caligrama, "Triángulo armónico", en su libro Canciones en la Noche de 1913. Por su parte, la literatura catalana contó con autores como Joan Salvat-Papasseit y Joan Brosa, quienes usaron el caligrama como expresión plástica dentro del verso libre.

Animaos a probar en estas vacaciones. Es una técnica realmente sugerente, lúdica y creativa. Publicaremos los mejores en nuestra web.

Y para los que queréis saber más, no dejéis de leer el genial artículo "Elogio del caligrama", de Juan Manuel Barrado, publicado en el nº 4 de la revista Per Abbat, que podéis ver en su edición online gracias a Libro de notas (LdN) (Diario de los mejores contenidos de la red en español), una interesantísima apuesta independiente que intenta abrirse paso entre la vorágine de los grandes grupos editoriales.