domingo, 14 de marzo de 2010

Con la L: Leer



¿Qué mejor palabra para ilustrar esta inicial? LEER.


Me siento en el pupitre de Daniel Pennac y tomo prestadas sus reflexiones en torno a este verbo*:

El verbo leer no soporta el imperativo. Aversión que comparte con otros verbos: el verbo "amar"..., el verbo "soñar"...

Claro que siempre se puede intentar. Adelante: "¡Ámame!" "¡Sueña!" "¡Lee!"...

Así empieza su libro Como una novela. (Pennac, Daniel. ISBN 978-84-339-1367-8; Nº de páginas 172. Colección Argumentos. Traducción Joaquín Jordá. Editorial Anagrama. Pág. 11)


Pero no es una novela. Es un ensayo sobre la difícil conciliación entre lectura y adolescencia, que concluye con un sorprendente decálogo sobre los derechos de los lectores:


1. Derecho a no leer.


2. Derecho a saltarnos las páginas.


3. Derecho a no terminar un libro.


4. Derecho a releer.


5. Derecho a leer cualquier cosa.


6. Derecho al bovarismo.


7. Derecho a leer en cualquier sitio.


8. Derecho a hojear.


9. Derecho a leer en voz alta.


10. Derecho a callarnos.


Si queréis saber cómo se llega desde la premisa inicial hasta estas afirmaciones tan rotundas, no tenéis más que leer el libro: es muy recomendable tanto para pedagogos como para estudiantes.

(*NOTA: Ya sé que los internautas nos repetimos unos a otros y que hallaréis estas citas en unas 11.400 entradas de Google. Pero creo imprescindible en nuestra tarea, como profesores o como alumnos, pararse a reflexionar sobre la importancia de la lectura, y no se me ocurría otra referencia más elocuente.)


Para los que quieran conocer un poco mejor a este autor, les dejo una antigua entrevista de Babelia: El 'torpe' Pennac, en ELPAIS.com.








La verdad es que suelo dejarme seducir por las portadas de los libros o sus títulos. Además, me divierte y me atrae conocer cómo empieza una novela antes de decidirme a leerla, juego que suelo practicar en el aula con mis alumnos.


Si sois de éste tipo de lectores, os recomiendo visitar la web Coleccionando principios. En ella no hallaréis críticas, ni fichas de lectura, ni resúmenes para vuestros trabajos escolares... Solamente el arranque de todas las novelas que los "coleccionistas" hemos disfrutado leyendo y queremos compartir. Podéis aportar vuestras colaboraciones simplemente copiando las primeras líneas de vuestras novelas favoritas, sin más.


Claro está que a veces las expectativas que se intuyen en las primeras líneas se estancan en algún punto de la lectura y hay que saltar ese muro imaginario que el autor construye para seleccionar a sus lectores. Con todo, siempre han sido más frecuentes los giros inesperados que me han impulsado a seguir, que los fracasos y el abandono. ¿Os habéis preguntado alguna vez qué pasaría si fuera el autor quien abandonara al lector en sus novelas?


Al hilo de este comentario, no puedo dejar de referirme ahora al libro que cambió mi percepción y mi idea de la lectura: una meta-novela formada por diez principios de diez historias distintas que el autor abandona en el transcurso de la lectura dejándonos suspendidos en la intriga de todas y cada una de ellas, hasta llegar a... (y hasta aquí os puedo contar). La trama que entreteje estos fragmentos gira en torno al placer de leer y a todo cuanto nos convierte en LECTORES con mayúsculas.


Se trata de Se una notte d'inverno un viaggiatore, de Italo Calvino*, (Oscar Mondadori, Milano 1994) que podéis encontrar traducida al castellano (Si una noche de invierno un viajero, Editorial Siruela, 1999) y al catalán (Si una nit d'hivern un viatger, Edicions 62, 1999). Y para "hacer boca" os dejo algunas de sus primeras líneas...


Estás a punto de empezar a leer la nueva novela de Italo Calvino, Si una noche de invierno un viajero. Relájate. Recógete. Aleja de ti cualquier otra idea. Deja que el mundo que te rodea se esfume en lo indistinto. La puerta es mejor cerrarla; al otro lado siempre está la televisión encendida. Dilo en senguida, a los demás: "¡No, no quiero ver la televisión!" Alza la voz, si no te oyen: "¡Estoy leyendo! ¡No quiero que me molesten!" Quizás no te han oído, con todo ese estruendo; dilo más fuerte, grita: "¡Estoy empezando a leer la nueva novela de Italo Calvino!" O no lo digas si no quieres; esperemos que te dejen en paz...

(*NOTA: También os recomiendo su trilogía El barón rampante, El vizconde demediado y El caballero inexistente. ¿Sabíais que el Tricicle ha hecho una adaptación escénica de estos cómicos personajes?)