domingo, 27 de febrero de 2011

Con la LL: Llamada






Aunque la grafia LL ya había perdido su independencia en la ordenación de nuestros diccionarios (desde el X Congreso de la Asociación de Academias de la Lengua Española, celebrado en 1994), todavía seguía ocupando un lugar por derecho propio como una de nuestras veintinueve letras (dígrafo, junto con la ch-) del alfabeto. Su peculiar aportación al léxico del castellano como palatalización inicial de los grupos cultos latinos (PL-, CL-...), divergente de las otras lenguas románicas, me incitaba a dedicarle un artículo de gramática histórica en exclusiva. También estuve tentada por la sugerente idea de explotar las posibilidades fonéticas de la frase "La lluvia en Sevilla es una pura maravilla" -plagada de elles y con banda sonora cinematográfica incluida-.

Bromas aparte, la actualidad me hizo cambiar de idea: la LL acababa de jubilarse junto con la CH-, y ambas abandonaban el alfabeto: ahora tenemos 27 letras. Un serio contratiempo para este blog que nació con forma de abecedario.

El emblemático San Millán de la Cogolla, en La Rioja, cuna de la lengua en la que ahora escribo, fue el lugar elegido a finales del pasado año 2010 por los representantes de las 22 Academias de la Lengua Española de todo el mundo para dar por terminada la nueva versión de la Ortografía -panhispánica- de la lengua española. El 28 de diciembre de aquel mismo año fue ratificada, coincidiendo con la Feria del Libro de Guadalajara (México).

Aquel día, al leer la noticia en prensa, automáticamente pensé en todas las entradas de este alfabeto que debería corregir o modificar a partir de ese momento... Y me entró una desazón terrible. Como segunda opción siempre podía eliminarlas y ya está. Pero quiero demasiado a mis pequeños artículos: detrás de cada uno se esconden hallazgos casuales a veces, pero las más de las ocasiones, largas reflexiones y cavilaciones, seguidas de intensas pesquisas por los libros de gramática, manuales de lengua y literatura, por archivos personales y por la red. O sea, que no estaba dispuesta a sacrificar de golpe tanto esfuerzo, ni tampoco a considerarlo inútil. Ya se me ocurriría alguna solución... Por otra parte, tras tanto tiempo en vía muerta, dudaba mucho que alguien siguiera mi blog todavía, de modo que, tampoco era urgente.


Unas semanas más tarde, un compañero en el trabajo me ha enseñado un titular de prensa donde aparecía la palabra gais -con i- y, de nuevo, me han entrado ganas de curiosear. Tras leer las recomendaciones acerca de este término en el DPHD (Diccionario Panhispánico de Dudas de la RAE) he rescatado la prensa de aquel mes de diciembre y leyendo, leyendo, he hallado la fórmula para actualizar los consejos ortográficos que he ido aportando hasta hoy en este personal alfabeto sin tener que mutilarlo o reescribirlo por entero.


En fin, que haciendo un homenaje póstumo a la vieja letra LL- no he dudado en aprovechar el concepto LLAMADA, en su tercera acepción, según el diccionario de la RAE, para matar dos pájaros de un tiro:


3. f. Señal que en impresos o manuscritos sirve para llamar la atención desde un lugar hacia otro en que se pone una cita, una nota, una corrección o una advertencia.


Bueno, pues sirva esta entrada también como una recopilación de LLAMADAS, o notas de CORRECCIÓN a todo aquello ya expuesto con anterioridad en este espacio de consulta llamado Azul y Rojo. 

(Para que fuera práctico, he decidido recoger solo -ahora sin tilde- aquellos cambios que afectan a los temas ya tratados en mis anteriores artículos, y que iré conectando con hipervínculos (asteriscos virtuales). En el futuro, me ceñiré a las nuevas normas, dando cuenta de las antiguas como reliquias.)



EXTRACTO DE NORMAS DE LA NUEVA EDICIÓN DE LA 
 Ortografía de la lengua española (2010)


- La i griega se llamará ye. Cosas del panhispanismo: América pierde la be alta y España, la i griega. Hasta ahora, algunas letras del alfabeto recibían varios nombres: be, be alta o be larga para la b; uve, be baja o be corta, para la v; uve doble, ve doble o doble ve para la w; i griega o ye para la letra y. La nueva Ortografía propone un solo nombre -"sin apellidos"- para cada letra: be para b; uve para v; doble uve para w; ye para y (en lugar de i griega). Según el coordinador del nuevo texto, el uso mayoritario en español de la i griega es consonántico (rayo), de ahí su nuevo nombre, frecuente en muchos países de América: "También decimos yeísmo". Por supuesto, la desaparición de la i griega afecta también a la i latina, que pasa a denominarse simplemente i.


- Ch y ll ya no son letras. Desde el siglo XIX, las combinaciones de letras ch y ll eran consideradas letras, pero ya en la Ortografía de 1999 pasaron a considerarse dígrafos, es decir, «signos ortográficos de dos letras». Sin embargo, tanto ch como ll permanecieron en la tabla del alfabeto. La nueva edición los suprime "formalmente". Así, las letras del abecedario pasan a ser 27.


- «Solo en casa», ambiguo pero sin tilde. Hasta ahora, el acento gráfico indicaba la diferencia de uso de formas como este y solo. Pero ya desde 1959 las normas ortográficas limitaban la "obligatoriedad del acento gráfico" a las situaciones de posible ambigüedad (Dijo que ésta mañana vendrá / Dijo que esta mañana vendrá; Pasaré sólo este verano / Pasaré solo este verano). Dado que «esos casos son muy poco frecuentes y se resuelven fácilmente por el contexto», la nueva Ortografía indica que «se puede no tildar el adverbio solo y los pronombres demostrativos» . Eso sí, no se "condena" su uso si alguien utiliza la tilde. La RAE, no obstante, lleva ya décadas predicando con el ejemplo y, desde 1960, en sus publicaciones no pone tilde en ninguno de esos casos.


-Un guion puede tener un goya, pero no una tilde. De los 450 millones de hablantes del español, unos pronuncian como diptongo lo que para otros funciona como hiato, por eso la RAE permitía la escritura con tilde a "aquellas personas que percibieran la existencia de hiato". Se podía, por tanto, escribir guion-guión, hui-huí, riais-riáis, Sion-Sión, truhan-truhán, fie-fié... La nueva Ortografía considera que estas palabras son "monosílabas a efectos ortográficos" y que, se pronuncien como se pronuncien, deben escribirse siempre sin tilde.


- 4 o 5 y no 4 ó 5. Las viejas ortografías se preparaban pensando en que todo el mundo escribía a mano. La nueva, entre tanto, no ha perdido de vista los ordenadores. Hasta ahora, la conjunción "o" se escribía con tilde cuando aparecía entre cifras (4 ó 5 millones). Sin embargo, los teclados de las computadoras han eliminado el peligro de confundir la letra o con la cifra cero. Y donde no hay peligro no hay señal de peligro.


- «Gran premio de Catar». Aunque no siempre lo fue, como recuerda el coordinador de la nueva ortografía, la letra k ya es plenamente española, de ahí que se elimine la q como letra que representa por sí sola el fonema /k/: "En nuestro sistema de escritura, la letra q solo representa al fonema /k/ en la combinación qu ante e o i (queso, quiso). Por ello, la escritura con q de algunas palabras (Iraq, Qatar, quórum) representa una incongruencia con las reglas". De ahí que pase a escribirse ahora: Irak, Catar y cuórum. ¿Y si alguien prefiere la grafía anterior? Deberá hacerlo como si se tratase de "extranjerismos crudos": quorum, en cursiva y sin tilde. Los nombres propios, sin embargo, quedan excluidos. Llegará, pues, el día en que leer Qatar sea como leer London.


(La explicación y los ejemplos no son míos: Elpais.com - JAVIER RODRÍGUEZ MARCOS - Madrid - 06/11/2010 )