Veamos ahora sus normas de acentuación.
- Las palabras con diptongo o triptongo siguen las reglas generales de acentuación (agudas, llanas, esdrújulas). La tilde, en caso de que deba llevarla, se coloca sobre la vocal abierta del diptongo o triptongo (a, e, o) o sobre la segunda vocal si las dos vocales del diptongo son cerradas (i, u): amáis, autor, canción, asteroide, deuda, después, cuota, murciélago, lingüística, interviú, estudiéis, averiguáis...
- Los diptongos o triptongos acabados en y no llevan tilde: guirigay, Uruguay...
- La h intercalada entre dos vocales no influye en su pronunciación como diptongo o hiato y, por tanto, no afecta a su acentuación: prohi-bir (diptongo), pro-hí-bo (hiato).
- Los hiatos formados por una vocal abierta átona (a, e, o) y una vocal cerrada tónica (i, u) llevan tilde siempre: caí, tahúr, ataúd, reímos, reúno, oí, sabía, atenúan, sonríen...
- El resto de combinaciones entre vocales (dos vocales abiertas distintas: caótico, leamos, loable, toalla...; dos vocales iguales: zoólogo, leemos, chiita...) siguen las normas generales de acentuación.
- En cambio, se suprime la tilde si las dos vocales que se juntan son ui: jesuita, destruir, fortuito... Esta regla no se cumple con las formas huí, huís, huía y huían del verbo huir.
(*) Esta entrada es anterior a la REFORMA de la Ortografía de la Lengua Española de 2010.
Ved aquí las novedades sobre esta cuestión:
Eliminación de la tilde
crió -crio
fié - fie
frió - frio
Algo más
Diversos superlativos en -ísimo/a mantienen doble forma:
bueno>bonísimo/buenísimo
cierto>certísimo/ciertísimo
diestro>destrísimo/diestrísimo
fuerte>fortísimo/fuertísimo
reciente>recentísmo/recientísmo
simple>simplicísimo/simplísimo...
En las parejas anteriores donde alternan una vocal y un diptongo (o>ue, e>ie, e>ue), es preferible elegir la forma con una sola vocal (más simple y cercana a la forma latina) para un registro formal y culto, y dejar la variante diptongada (más moderna) únicamente para el registro coloquial.
También podemos optar, en algunos adjetivos especiales, por formas cultas latinas de grado superlativo: óptimo (por muy bueno, bonísimo o buenísimo), pésimo (ídem. de malo), ínfimo (de inferior), etc.
Y, en todos los casos, intentemos dejar descansar al prefijo super- que, aunque correcto, lamentablemente, ha acabado utilizándose en todos los casos (supercontento, superbueno, supertímido...), con el consiguiente empobrecimiento de nuestro vocabulario.
(NOTA AL PIE: Que me disculpen D'Anunzio, Dante, Darío, Delibes, Diego, Dinesen, Dostoiesvski, Durás y otras almas literarias que residen en este apartado de mi diccionario, por no haberlos escogido para este artículo...
Ya encontraré una nueva ocasión.)