
Pero la Égloga es, sobre todo, un subgénero del Renacimiento. En este movimiento cultural, que se desarrolla durante el siglo XIV en Italia y en el XVI en España, resurge la cultura clásica ("Renacimiento", de renacer, "volver a nacer"), olvidada durante la Edad Media. Por ello se rescatan y difunden los temas y tópicos grecolatinos, que se toman como modelos.
El espíritu humanista europeo de esta época se basa en una nueva concepción del mundo, cuyos rasgos distintivos son la concepción de este como un lugar bello y placentero, digno de ser disfrutado en plenitud, donde el hombre es el centro y medida (antropocentrismo) y se halla en perfecta armonía con la naturaleza. Así que, ya tenemos los ingredientes básicos de una Égloga: sentimientos + naturaleza (el locus amoenus).
Coloquio pastoril (Museo del Prado)
David Teniers, "El Joven"
(Amberes, 1610-Bruselas, 1690)
Así pues, cuando en la Égloga I el pastor Salicio se queja de la indiferencia de su amada Galatea, y cuando Nemoroso evoca su amor a Elisa y expresa el dolor por su pérdida, hallamos al propio Garcilaso revelándonos su desengaño amoroso y el dolor ante la muerte de Isabel (simbolizada en Galatea y Elisa):
[...]
los árboles parece que s’inclinan;
las aves que m’escuchan, cuando cantan,
con diferente voz se condolecen
y mi morir cantando m’adevinan;
las fieras que reclinan
su cuerpo fatigado
dejan el sosegado
sueño por escuchar mi llanto triste:
tú sola contra mí t’endureciste,
los ojos aun siquiera no volviendo
a los que tú hiciste
salir, sin duelo, lágrimas corriendo.
[...]
NEMOROSO
Corrientes aguas puras, cristalinas,árboles que os estáis mirando en ellas,
verde prado de fresca sombra lleno,
aves que aquí sembráis vuestras querellas,
hiedra que por los árboles caminas,
torciendo el paso por su verde seno:
yo me vi tan ajeno
del grave mal que siento
que de puro contento
con vuestra soledad me recreaba,
donde con dulce sueño reposaba,
o con el pensamiento discurría
por donde no hallaba
sino memorias llenas d’alegría;
y en este mismo valle, donde agora
me entristezco y me canso en el reposo,
estuve ya contento y descansado.
¡ Oh bien caduco, vano y presuroso!
Acuérdome, durmiendo aquí algún hora,
que, despertando,
a Elisa vi a mi lado.
¡Oh miserable hado!
¡Oh tela delicada,
antes de tiempo dada
a los agudos filos de la muerte!
Más convenible fuera aquesta suerte
a los cansados años de mi vida,
que’s más que’l hierro fuerte,
pues no la ha quebrantado tu partida.
[...]
Como premio a l@s que habéis llegado hasta aquí, os regalo un "locus amoenus" con un poco de música de un compositor inglés (John Dowland) que nació sólo unos años después de la muerte de Garcilaso, y que trata un tema similar al de los versos anteriores. La pieza se titula "Flow My Tears" y está interpretada con instrumentos de la época. Disfrutadlo sin prisas.